Recientemente en el foro de Chichimeca se ha planteado un debate en el cual se recrimina la doble faceta de poeta -o escritor en términos generales- y crítico literario. No sé si es una figura que abunda o no en el panorama panhispánico, pero no deja de resultarme interesante el planteamiento de este debate. Precisamente ayer, Jenaro Talens, hablaba de esta figura enmarcada en la persona de Juan Ramón Jiménez. Y en unos términos muy parecidos viene a ser mi opinión.
Exite todavía una corriente que aboga por una imagen poética que me parece muy alejada de la realidad, y es aquella que platea al autor como un esceta arrinconado en su torre de marfil. Me da por pensar que es la rémora, el lastre, de la visión "romántica" del cosmos literario, que tanto persiste en nuestros días, una visión sesgada, dicho sea de paso, idealizada, por tópicos que ni siquiera llegaron a tener verdaderos ejecutores en nuestra literatura -tal vez Larra-. Y qué menos que exigirle a nuestros poetas -leáse escritores- que sean punta de lanza de lo que se escribe, es decir, que sean alumnos aventajados que recojan la tradición literaria y la gesten con las "innovaciones" acordes a su tiempo. Que sean lectores y críticos, sin miedo, de sus cohetáneos, y de sus generaciones más cercanas.
De siempre me ha hecho gracia la crítica fácil hacia aquellos autores que se les ha denominado como ratones de biblioteca, cada cual tendrá alguno en mente, por estar más imbuidos en lo literario que en el papel cuché -es una exageración, espero que se entienda-. Y acaso dónde se gesta un poemario, un relato, una novela, si no es en el marco de lo literario.
Los extremos no son buenos, y de ahí que haya que mirar de reojo, o de frente, según los momentos, a todo aquello que acontece en la sociedad, en la televisión, en internet, pero por mi parte, desconfío de los agraciados con musas sin lecturas previas, y menos de los que se vanaglorian de ello.
Así que, por favor, poetas del mundo, sean críticos, y, a ser posible, comenzando por sus obras.
9 comentarios:
Celebro, Manolo, que rescates el tema del foro Chichimeca, y lo traigas a tu blog, porque allí no merece la pena gastar el tiempo hablando con los trolls.
Esto del poeta-crítico me lo planteo como una especie de ecuación. Si escribe poesía es porque la lee, y si la lee, en la medida de su capacidad como lector y de la opinión que los demás tengan de su juicio, puede ser crítico (esto creo que es de Aguiar e Silva, sin más historias). La naturaleza del poeta-crítico se ha dado en todo la historia de la literatura, y yo te diría que en todas las épocas: Horacio, Herrera, T. S. Eliot, por dar tres nombres que cruzan el mapa.
No entiendo muy bien eso del poeta como “un esceta arrinconado en su torre de marfil”, dejando a un lado la jugosa errata polisémica (¿asceta o estéta?), aplicado a ¿Larra…? Precisamente El probrecito hablador fue un buen observador o cronista de su época. Tampoco veo que los poetas aislados en su “torre de marfil” estén de espaldas a la crítica, ahí tienes a JRJ. Pero por supuesto, estoy contigo en que un poeta tiene que ser crítico con su obra, en primer lugar, solo después puede tener pasaporte para juzgar a sus coetáneos…
Los poetas aventajados jamás son alumnos de su tiempo, ni recogen los vicios de su momento.
¿No es la poesía una crítica sumergida, o en mejor decir, una cita intratextual con lo que se ha escrito anteriormente?
No existe la creación "ex nihilo".
La creación se hace en soledad y el sujeto moderno, la conciencia del sujeto moderno nació en soledad.
¿Qué es ser de "su" tiempo para un poeta? Palabra en el tiempo, sin posesivos.
Huyo de los que dicen ser poetas de ahora, de lo nuevo.
Jaime, sé que muchos observáis el foro pero que cada vez merece menos la pena intervenir, por eso rescaté un tema interesante. Y perdón por el lapsus linguae. Además sé que eres un gran crítico, y por eso estos temas te llegan especialmente.
Tomás, tal vez me haya expresado mal, de "su" tiempo es un llamamiento a ser de todos los tiempos, la obligación de conocer la palabra desde sus orígenes, el significado de la evolución, pero de "todos" los tiempos, llegando por supuesto a la última etapa. Hay muchos que se quedan en el siglo XIX o en las primeras vanguardias, o en la literatura de posguerra. Hay que saber reciclar toda esa escritura y hacerla nuestra, no hacernos nosotros a esa escritura, como pasa en tantas ocasiones.
Yo lo que pido al poeta es que si escribe en verso libre sepa por qué se ha llegado a eso, si es un poema en prosa, que encuetre la significación de no cortar los versos, o si realiza la métrica, entienda qué relación de amor existe entre el endecasílabo y el heptasílabo -por supuesto que el alejandrino es más que dos heptasílabos yuxtapuestos-, por ejemplo.
Sigo diciendo todo lo que escribí en la entrada anterior, punto por punto, y digo una cosa más. Pídele lo que quieras al poeta (por cierto, salúdalo de mi parte), pero sobre todo que lea. Me parece a mí que el poeta necesita unas gafas de sol para no deslumbrarse ante tanto premio y unas riendas que lo frenen ante la tentativa de la publicación. Eso me parece el poeta, de ahora, claro, el moderno: brocheta atravesada por la aspiración vacua de las publicaciones y los premios.Está bien eso de que sepa qué es un verso libre, de matrimonios y yuxtaposiciones varias, pero que lea. Es inaguantable la cosa.
http://tropicodelamancha.blogspot.com
Desde luego Tomás, que lean. Ya más de una vez hemos entablado conversaciones a este punto, sobre todo referido a la nueva hornada de escritores, y a muchos les falta una base de lecturas importante. Que lean!
Pero yo pienso que no sólo faltan lecturas -y a mí el primero-, sino que falta en muchas ocasiones la asimilación. Y por supuesto la capacidad de generar con eso materia propia.
Y volviendo al tema planteado pro Manolo G... La capacidad crítica es algo que se aprende leyendo, recordando, comparando, asimilando. Me acuerdo, por ejemplo, de la crítica de Cervantes a ciertos libros en El Quijote. Un escritor debe ser crítico, primero consigo mismo (desconfío de aquellos que no rechazan nada suyo) y luego con los demás. Pero la autocrítica en sí no es fácil, porque para ser objetivos hay que poner distancia.
Gracias Diego por dejar tu huella en esta memoria. Siempre es un placer!
Lamento que esta discusión me supere por completo. Yo creo que un poeta es un poeta y punto: esto no excluye su participación del resto del mundo: como padre, madre, enlace sindical, cirujano o transportista, qué más da... una cosa sí me queda clara: los críticos me tocan mucho los cojones, pero no por críticos ni por poetas, sino por se echa de ver que la mayoría van de sobrados...
Long live poetry!
(esta vez la palabra de verificación es bien hermosa: sqolmh...)
Lo que hay que aguantar...
Publicar un comentario