Hay algo de especial en los nombres, en los bautizos de una obra, de un libro, o de un proceso. Existe el riesgo de no llegar a representar todo aquello que pretendes, o modificar el sentido o percepción de lo que muestras. O acaso Cien años de soledad no tendría otra lectura si García Márquez lo hubiese llamado Historia de la familia Buendía, o si Munch hubiera llamado a su obra El Marciano??
Lo dicho, memoria extraible, ahí va eso!
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